Seguro que muchos de nosotros siempre hemos soñado en tener la lámpara de Aladino, que frotando se materializaría aquello que deseamos, tres deseos… pero en la práctica vida de hoy en día, donde todos vivimos muy ocupados tratando de llevar las riendas de nuestra rutina y nuestro trabajo, ser nuestro propio Aladino pasa por tomar riesgos.
Hemos de comprender que la innovación, el progreso y la cultura del emprendimiento pasa por adquirir esa práctica. Como evidentemente no somos Aladino y no podemos obtener de la lámpara lo deseado., hemos de crearlo nosotros mismos.
Para que un negocio funcione, necesita timing, inversores, contactos, clientes, equipo, marketing… pero puede ser que en un determinado momento todo esto no llegue en las condiciones de tiempo y forma, en tal caso no podemos entenderlo como un fracaso, podemos retirarnos al ritmo lento y resignado de trabajar para otros e intentarlo nuevamente más adelante. Te invito a continuar emprendiendo, no abandones.
En todo proceso de crecimiento de una empresa, por pequeña que sea, se aprende y se adquiere una experiencia que de otro modo no se podrá obtener. Si dentro de cada uno, independientemente de que el sistema considere el fracaso como un “resultado”, aceptáramos todo lo aprendido, el talento permanecería intacto, listo para comenzar otra etapa saliendo de la zona de confort y continuando con el proceso de creación.
Cada día es más evidente que en una sociedad donde la esperanza de vida es de 100 años, habrá diferentes etapas para crear, con resultados deseados (o no) y otras etapas formativas. En el Siglo XX, por ejemplo, la vida estaba diseñada en tres etapas: la juventud, la etapa laboral y la jubilación. Esto no será la tónica para dentro de un tiempo, sino que todos tendremos que tomar riesgo y prepararnos para vivir una vida más larga, con todo lo que ello conlleva: practicar distintas salidas profesionales, laborales, o diferentes etapas formativas en nuestra vida, ya que los cambios van precedidos de tiempos de formación y de adquirir competencias mejorando nuestros activos intangibles.
Así que tenemos que quitarnos el miedo a fallar, pues ese temor está frenando la creación de un nuevo ecosistema de gente preparada para asumir los riesgos que supone una vida más larga, con mayor bienestar. Eso sí, debemos crear siempre de manera responsable.
El emprendimiento es una salida laboral de la que ya nadie duda. Es cierto que se pasa por un tiovivo emocional al fundar y llevar a cabo una idea y buscar cada euro por donde se pueda, pero lo importante es introducir la cultura de disfrutar del camino mientras se crece.
Cada día existen más personas, se los aseguro, viviendo de sus hobbies. Sin ir más lejos, este fin de semana tuve la fortuna de compartir con alguien que trabaja muchas horas al día, pero hablando de todo su trabajo y la atención personalizada que hace a sus clientes me confesó:
Yo soy afortunado, vivo de un hobby. Por lo tanto, el tiempo siempre es de disfrute, a veces sin importar tanto si gano más o menos, no se trata de acumular recursos sino del contacto con el cliente y verlo satisfecho.
¡¡Disfrutar del camino como forma de vida!! ¿Te atreves a experimentarlo?
Lidia Monzón
Mentora. Comunicadora y Formadora.
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